En las últimas semanas, la pandemia de la Covid-19 ha despertado el interés en las cadenas de suministro globales para comprender cómo el virus se propagó tan rápido desde China a Italia, hasta por qué Estados Unidos se enfrenta a escasez de suministros médicos.
Una cadena de suministro global es un sistema de producción complejo basado en la división internacional del trabajo, en el que las actividades de aprovisionamiento, fabricación y distribución de los productos se encuentran dispersas a nivel geográfico. En condiciones normales, se siguen criterios de eficiencia económica para elegir las localizaciones donde se llevan a cabo cada una de las actividades del proceso productivo y se aplican modelos de gestión como el just in time en las líneas de producción, el reabastecimiento rápido de los centros de distribución y la reposición de nuevos productos en las estanterías tan pronto como se realiza la compra de estos por el consumidor, entre otros. Los objetivos que persiguen y consiguen, en muchos casos, las empresas al operar de esta forma son el control de los costes totales, la reducción de los lead times y la prestación de elevados niveles de servicio.
Adicionalmente, las empresas acostumbran a incluir en sus planificaciones aquellos riesgos operacionales inherentes a la configuración de sus respectivas cadenas de suministro. Algunos ejemplos de estos riesgos son huelgas de trabajadores tanto en suppliers como en hubs logísticos, retrasos en los plazos de aprovisionamiento o incertidumbres en la demanda, por nombrar los más comunes. Las empresas cubren la probabilidad de ocurrencia de tales riesgos operacionales y sus previsibles impactos mediante estrategias logísticas como, por ejemplo, advanced warning systems, supplier flexibility, supplier redundancy y, en definitiva, asumiendo costes de confiabilidad.
En el contexto de pandemia actual, en el que el interés ha girado desde la eficiencia económica a la necesidad social, una pregunta pertinente es ¿a qué nuevas circunstancias tienen que adaptarse las cadenas de suministro de sectores críticos ante la crisis del coronavirus?
En concreto, la cadena de suministro farmacéutica altamente globalizada ha hecho frente a dos interrupciones importantes en el suministro en un período de tres meses. Muchos de los ingredientes activos que se encuentran en los productos farmacéuticos se obtienen y fabrican en China y luego se envían a la India para su formulación y envasado. Aunque gran parte de la fabricación en China está ya recuperada, las empresas en la India se ven ahora obligadas al cese de actividad debido al cierre impuesto por el gobierno, lo que afectará la producción e interrumpirá nuevamente el suministro. Por otra parte, la compra por pánico ha llevado a un aumento en la demanda de medicamentos directamente relacionados con los síntomas de la Covid-19 y el sistema respiratorio. Las largas cadenas de suministro globalizadas tienen dificultades para responder rápidamente a estos enormes picos de demanda. La buena noticia es que las compañías farmacéuticas tienden a mantener cantidades significativas de inventario en la cadena de suministro, a menudo hasta 6 meses, lo que significa que pueden satisfacer la demanda si la situación de compra por pánico se estabiliza en los próximos meses. Algunas iniciativas que podrían adoptar son:
1) Evitar las compras de acaparamiento bien mediante la imposición de cantidades de compra máximas o, alternativamente, estableciendo precios mucho más elevados para segundas unidades
2) Reducir la gama de productos ofrecidos, al reducir las variaciones de productos podrán fabricar volúmenes más grandes y, adicionalmente, reducirán el riesgo de falta de existencias en las farmacias porque mantendrán menos unidades de almacenamiento
3) Intensificar las colaboraciones con empresas locales, lo que reducirá el riesgo de demoras en el cruce de fronteras y la probabilidad de que los gobiernos extranjeros restrinjan la exportación de medicamentos para así garantizar el abastecimiento de sus ciudadanos.
Respecto a las cadenas de suministro del sector alimentación, el reto principal que en estas circunstancias enfrentan es cumplir con picos de demanda imprevistos y prolongados durante semanas o meses motivados por compras por pánico. Lo hemos visto estos días con la compra de papel higiénico: los consumidores van a comprar el producto y no lo encuentran en las cantidades por ellos requeridas, entonces esperan al día siguiente o van a otra tienda a comprarlo. Es lo que conocemos como demanda no utilizada. El problema que crea este tipo de demanda es que los minoristas y los fabricantes no pueden preverla, porque no se percibe en el punto de venta. Además, las empresas no pueden usar datos de ventas históricos, porque una pandemia como esta no ha sucedido, por suerte, antes. Las empresas pueden verse tentadas a crear un inventario de amortiguación en la cadena de suministro, pero ¿cuánto? Poco o nada ayudan los sistemas tradicionales de previsión de ventas. Cuando se desacelera la compra por pánico, las empresas simplemente se quedan con exceso de existencias. Lograr el equilibrio entre el inventario de reserva y el exceso de existencias es muy difícil durante las emergencias debido al fenómeno de la demanda no utilizada.
La buena noticia es que todos los profesionales de la gestión de las cadenas de suministro se han unido para que estemos alimentados y seguros durante esta crisis. Desde el mundo académico, alejado del día a día de la toma de decisiones empresariales, nos corresponde repensar los sistemas de gestión de las cadenas de suministro y ofrecer modelos robustos que permitan integrar la gestión del riesgo con los objetivos empresariales.
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