La tecnología de las armas nucleares se desarrolló por primera vez durante la IIGM y, desde entonces, la bomba atómica se ha usado dos veces en guerra: cuando Estados Unidos detonó dos armas nucleares sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, en agosto de 1945.
A finales de 1938, la física Lise Meitner y los químicos Otto Hahn y Fritz Strassmann descubrieron que un neutrón podía dividir en dos el núcleo de un átomo, en su laboratorio de Berlín. Cuando un átomo de material radiactivo se divide en átomos más ligeros, se produce una liberación repentina y poderosa de energía. El descubrimiento de la fisión nuclear abrió la posibilidad de tecnologías nucleares, incluidas las armas como la bomba atómica, que obtiene su energía explosiva de las reacciones de fisión.
En respuesta a los temores de que los científicos alemanes trabajaban en un arma utilizando tecnología nuclear desde la década de 1930, el presidente Franklin D. Roosevelt autorizó la formación del Proyecto Manhattan a finales de 1942. Este fue el nombre en clave para reunir a varios científicos y funcionarios militares que trabajan en la investigación nuclear con el objetivo de desarrollar una bomba atómica.
Gran parte del trabajo se realizó en el laboratorio Los Álamos, Nuevo México, bajo la dirección del físico teórico J. Robert Oppenheimer, que se había involucrado profundamente en la exploración de la posibilidad de una bomba atómica. Durante el año anterior a la creación del Proyecto Manhattan había estado investigando sobre neutrones rápidos, calculando cuánto material podría necesitarse para una bomba y cuál podría ser su eficiencia. Ya en el laboratorio de Los Álamos, comenzó la investigación básica para producir “un arma militar práctica”.
La primera bomba atómica fue detonada con éxito el 16 de julio de 1945 (el test Trinidad), en un remoto lugar desértico cerca de Alamogordo, Nuevo México, marcando el comienzo de la Era Atómica. A pesar de que la guerra en Europa había terminado en abril, en el Pacífico continuó entre las fuerzas japonesas y las tropas estadounidenses. A fines de julio, el presidente de los Estados Unidos Harry S. Truman, pidió la rendición de Japón con la Declaración de Potsdam, que aseguraba una “destrucción rápida y absoluta” si no se rendían.
Hiroshima y Nagasaki
El 6 de agosto de 1945, Estados Unidos lanzó su primera bomba atómica sobre la ciudad japonesa de Hiroshima, matando a 80.000 personas al instante y provocando la muerte de decenas de miles por la exposición a la radiación. Tres días después, cuando los japoneses no se rindieron de inmediato, Estados Unidos lanzó una segunda bomba atómica sobre la ciudad de Nagasaki, que mató a unas 40.000 personas. Tras lo cual, el emperador japonés Hirohito anunció la rendición de su país el 15 de agosto, aludiendo al poder devastador de “una bomba nueva y más cruel”, poniendo fin a la Segunda Guerra Mundial.
L’1 de setembre de 1939, les tropes nazis van iniciar una ofensiva per envair territori polonès. Aquesta va ser la línia vermella que va obligar al Regne Unit, juntament amb França i Polònia, a declarar la guerra a Alemanya.
La II Guerra Mundial fue un punto de no retorno de la humanidad. La derrota del nazismo costó, como bien predijo Churchill, “sangre, esfuerzo, sudor y lágrimas”. Una catástrofe que también tuvo sus implicaciones económicas. Algunas, incluso, precipitaron el conflicto.
Diuen els historiadors que no hi ha pitjor guerra que les civils, on els enfrontaments traspassen les diferències ideològiques i les rivalitats nacionals i es barregen amb les picabaralles entre membres de la pròpia comunitat (familiars, antics amics, veïns…) que aprofiten el context per ajustar comptes.
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