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Especialización bancaria

Especialización bancaria

El profesor de Banca internacional, Xavier Fornt, repasa la historia de la especialización bancaria como una forma de estas entidades por adaptarse a las diversas necesidades del mercado y a los perfiles de sus clientes.

Las entidades financieras son organizaciones que, como tantas otras, deben innovar y adaptarse para contar con la confianza de sus clientes. Dejando a un lado los aspectos tecnológicos, esta evolución y especialización bancaria pasa por crear divisiones y productos cada vez más concretos.

Los clientes de una entidad financiera abarcan prácticamente la totalidad del mercado: desde el sector agrario al sector industrial, servicios y el tecnológico. Es evidente que cada tipo de cliente tiene unas necesidades muy diferentes y la banca, a lo largo de los años, ha creado divisiones especializadas con profesionales también especializados para poder entender las necesidades de sus clientes y ofrecer unos servicios apropiados.

Un repaso histórico

Si echamos la vista atrás para ver cómo se ha ido produciendo esta especialización bancaria, citaré un libro de 1910, Algodón a término, que empieza así: “En vista del notable desarrollo que durante estos últimos años ha alcanzado en Barcelona el negocio del algodón a término y dadas las ventajas y facilidades que ofrece, hemos determinado crear en nuestras oficinas, a semejanza de las casas bancarias de Liverpool y New York, una sección especial para desarrollarlo en España”. 

A lo largo de la obra, dirigida exclusivamente a los clientes de este sector, se explican las diferencias entre las bolsas de Liverpool y New York con ejemplos de su funcionamiento: modelos de contratos, procedimientos de liquidación, arbitrajes, opciones y traspasos, divergencias, forma de conversión del papel en algodón efectivo, órdenes importantes y una serie de notas complementarias muy útiles para los clientes de este sector y que, sin duda, poco importaban a los de otros sectores. 

En el libro de 1934, Manual de iniciación del empleado de banca, su autor, Octavio del Riesgo, describe así a los empleados noveles que sufren por la falta de especialización: “Miran con ojos de sincera admiración a aquellos camaradas antiguos a los que se ve manejar con soltura los números y realizar bien y pronto gran cantidad de formulismos en impresos que corresponden a cada clase de operación”. Y más adelante cita un ejemplo de especialización sobre estos jóvenes que “(…) tardan tiempo indefinido en saber las manipulaciones con moneda extranjera, verbigracia y cuando, por fin, tras larga y penosa tarea, confiada única y exclusivamente a la memoria, llegan a poder recordar que la libra esterlina tiene 20 chelines y el chelín 12 peniques”.

En un ejemplo más reciente, a principios de la década de los ‘80 del siglo pasado, la ya desaparecida Catalunya Caixa creó el Servicio Agrario al ver que el 10% de sus clientes eran empresarios o trabajadores agrícolas y que tenían unas necesidades concretas como líneas de financiación específica para maquinaria agrícola, abonos, etc. Incluso publicó una serie de folletos informativos como uno dedicado al Vocabulari de la llet i productes derivats o Vocabulari de l’oliva i els olis para que sus empleados y directivos estuvieran preparados, ya que pasaban más tiempo en campos y granjas que en sus propios despachos.

En la historia de la especialización bancaria también hemos visto que no solo se han creado divisiones, sino que han aparecido bancos especializados. No se trata de las cooperativas de crédito en las que se agrupan profesionales de un mismo sector, sino bancos industriales que, sobre todo en el siglo XIX, concedían préstamos para financiar las inversiones de las industrias e incluso adquirían acciones de las mismas, convirtiéndose así en socios de sus clientes. Las diferencias respecto de los bancos comerciales eran pues notables.

Otro ejemplo de especialización de un banco lo encontramos en el Banco Exterior de España, creado en 1929 y auspiciado por el Estado español, cuya finalidad era facilitar la financiación del comercio exterior y las relaciones económicas con otros estados y que, hasta 1991 cuando se fusionó con la Caja Postal, estaba especializado en la concesión de créditos al capital circulante para exportadores y créditos al comprador extranjero. Actualmente, tras la liberalización del control de cambios en España en 1992, estas operaciones las efectúan las divisiones del área internacional de todos los bancos.

Otro caso digno de mención es la banca islámica, pues contempla tanto la creación de divisiones especializadas como de bancos enteros destinados a ella. Fue en 1963 cuando se creó el Mit Ghamr, un pequeño banco islámico que dio paso al Dubai Islamic Bank (1975), considerado el primer gran banco islámico. Estos operan de acuerdo a las leyes de la Sharia y, en consecuencia, no financian industrias de armamento, de bebidas alcohólicas o cárnicas del cerdo y que, siguiendo la ley islámica, no cobran ni pagan intereses. 

Actualmente son muchos los bancos que han creado divisiones de finanzas islámicas, aunque en el mundo occidental el equivalente sería la banca ética, que surgió en Estados Unidos a finales del siglo XIX, cuando algunas comunidades decidieron no colocar sus ahorros en entidades que financiaban el comercio de esclavos. En nuestros días, continúan existiendo entidades que operan bajo los principios de la banca ética.

En la actualidad

Hoy en día sigue vigente la tendencia de la especialización bancaria como respuesta a las necesidades de segmentos de clientes concretos y además se trata de una tendencia que viene fomentada por el conjunto de los organismos económicos del entorno internacional.

Las entidades financieras deben crear nuevas divisiones de negocio, igual que se hizo en el pasado, para adaptarse a los nuevos tiempos. Así, desde la Environmental Social Governance (ESG) creada en los años ‘60 del siglo XX cuando un grupo de estudiantes exigió el cese de la inversión en empresas militares, tenemos nichos de especialización bancaria con criterios propios como los Green Loan Principles (GLP) para que un préstamo se considere ecológico, los Social Loan Principles (SLP) que definen los préstamos sociales y los futuros Green Bond Principles (GBP) y Social Bond Principles (SBP).

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