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Venezuela, ¿ni gasolina ni oposición?

Venezuela
Nicolás Maduro en un mitin chavista. Foto: Venezuelanalysis.com (Ministerio de Comunicación de Venezuela)

Durante años los enfrentamientos entre oposición y gobierno han ido subiendo de tono. Actualmente, con el bloqueo económico promovido por los EE.UU. y el fracaso de la Operación Gedeón se presenta un futuro incierto para Venezuela.

La muerte del Comandante Hugo Chávez avivó la inestabilidad política de Venezuela. Desde su deceso en 2013, la lucha por el poder entre el gobierno bolivariano y la oposición, apoyada por los Estados Unidos, solo ha ido en aumento afectando sobremanera al pueblo venezolano. La situación política y económica del país es realmente complicada de entender desde el exterior. Con la Operación Gedeón y el bloqueo económico de fondo, intentaremos explicar qué pasa en Venezuela.

La República Bolivariana de Venezuela

La historia de la Venezuela contemporánea, la bolivariana, nace de la corrupción de la democracia liberal establecida a finales de la década de los 50. El Pacto de Punto Fijo, sirvió para derrocar la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, quien se refugió en la España de Franco. La democracia de Punto Fijo buscó la estabilidad democrática a partir de gobiernos de unidad nacional y programas comunes, excluyendo a aquellos partidos que podían romper esta nueva estabilidad.

El proceso de pacificación, así como sus renovados acuerdos económicos con los EE.UU., hicieron que Venezuela recibiera los halagos del presidente Kennedy. El rápido crecimiento económico se basó en la exportación de sus inmensas reservas de materias primas. Pero esta bonanza duró poco, un sistema político “endogámico” sumado a las terribles consecuencias económicas que provocó en Venezuela la Crisis del Petróleo llevaron a la población a un empobrecimiento generalizado. En 1989, la situación se había tornado insostenible y así lo demostró el pueblo en el Caracazo, unas protestas populares que fueron brutalmente reprimidas.

Si el Caracazo desencantó al pueblo y le mostró que el Punto Fijo ya sólo servía a la clase dominante, el golpe de estado fallido del 4 de febrero de 1992 sirvió para que Venezuela conociera a su “libertador”. Ante las cámaras, instado por un gobierno que le quería humillar, el comandante Hugo Chávez asumió las responsabilidades del fallido golpe y pidió a sus compañeros que dejaran las armas, no sin antes mencionar unas palabras que resonaron en las casas de toda Venezuela: “Por ahora”.

Chávez fue a prisión, pero sus ideas y proyectos para Venezuela habían calado hondo. De la noche a la mañana, Chávez era un héroe nacional y las colas para conocerle en prisión kilométricas. Tal era la magnitud de las protestas por su encarcelación que el gobierno decidió liberarlo, pero apartándolo de su cargo militar. Chávez aprovechó esta oportunidad para volcar todo su empeño en su proyecto político, hasta llegar a las elecciones de 1998, donde arrasó.

La de Chávez fue una victoria incontestable que sirvió para reformar completamente la Constitución del país. La revolución más importante del mandato de Chávez fue la social y así lo atestiguan los datos. Entre 2003 y 2011, el gobierno bolivariano sirvió para sacar de la pobreza a más de un 31% de la población del país, situó el porcentaje de desnutrición al nivel de España o Alemania y fue declarado por la UNESCO un país libre de analfabetismo.

Chávez, EE.UU. y la oposición

Si pensamos en los recursos naturales del país y los datos presentados hasta ahora, se hace raro entender la situación que sufre Venezuela actualmente.

El chavismo, que ha gobernado Venezuela desde 1998, es una corriente ideológica compleja que defiende tanto ideas de carácter socialista (como la socialización de los recursos naturales), como liberales (la propiedad y la iniciativa privada han sido siempre defendidas por el chavismo). Si una idea sirve para aunar a todas las demás es el antiimperialismo. Desde el inicio de su carrera política, Chávez señaló muy claramente quién era para ellos el auténtico enemigo de Latinoamérica: los Estados Unidos de América.

A lo largo de los años, las relaciones entre Venezuela y los EE.UU. se han ido recrudeciendo después del fallido golpe de estado de 2002, cuando los seguidores del chavismo no reconocieron a los que habían derrocado a Chávez hasta que lo liberaron de su secuestro y recuperó su cargo de presidente. Las tensiones no han cesado desde entonces, ya fuera con Bush o con Obama, a los que el chavismo siempre condenó por sus acciones de política internacional.

La falta de libertad económica, con la nacionalización de recursos y la expropiación de empresas (normalmente de manera parcial), provocó que los beneficios de estas empresas se redujeran en Venezuela. Con este contexto, desde hace ya más de una década, la oposición venezolana ha recibido apoyo logístico, político y económico de los Estados Unidos de América, buscando objetivos comunes.

Hugo Chávez muestra la constitución de su país en un discurso durante una reunión en Porto Alegre, Brasil (2003). Foto: Wikimedia Commons (Victor Soares / ABr)

Maduro y la Venezuela de 2020

Tras varios años luchando contra el cáncer, Hugo Chávez murió en 2013 y su sucesor fue Nicolás Maduro. A diferencia de Chávez, que siempre mantuvo un nivel de apoyo superior al 50% en las tres elecciones a las que se presentó como candidato presidencial, el apoyo a Maduro nunca ha sido tan fuerte. En los últimos años, durante el mandato de Maduro, la economía venezolana ha sufrido una enorme crisis que está afectando a muchos venezolanos cada vez más dependientes de servicios estatales como el CLAP.

Esta situación de crisis en el régimen también se está viendo en cuestiones políticas, ya que la oposición tiene mayoría absoluta en la Asamblea Nacional, el órgano legislativo del país, y reconoció al que era su presidente como presidente interino del país. Este choque entre el ejecutivo y el legislativo inutilizó, en cierta medida, los poderes de ambos creándose dos estados paralelos. El chavismo respondió a esta “rebeldía” de la oposición con la apertura de la Asamblea Nacional Constituyente, considerada por la oposición un autogolpe de estado, que deberá reformar la Constitución del país con tal de blindar las medidas sociales defendidas por el chavismo.

La respuesta de la oposición la dió Juan Guaidó, quien se autoproclamó presidente interino y fue reconocido minutos después por los Estados Unidos y los países del Grupo de Lima. Desde entonces se ha generado un estado bicéfalo que gestiona sus propios recursos. Pese al duro golpe internacional que supuso esta noticia a principios de 2019, el gobierno de Maduro ha mantenido el poder hasta el día de hoy, mientras Guaidó pierde apoyos dentro de la Asamblea Nacional de la que ya no es el presidente reconocido.

Operación Gedeón y el Bloqueo económico

La pérdida de apoyos del presidente interino Guaidó se debe en parte a la lucha de desgaste que aceptó mantener el gobierno oficialista a sabiendas de sus mayores posibilidades de resistencia. La figura del joven opositor también se ha visto mermada en los países que lo reconocen por diferentes denuncias de casos de corrupción en la gestión del dinero de ayudas humanitarias.

En los últimos años, los Estados Unidos de América han establecido un bloqueo económico de facto al país, sancionando a todo individual o empresa que comercie con Venezuela. Las primeras empresas que dejaron de proveer al país fueron los químicos catalizadores que requieren las petroquímicas para refinar el crudo pesado, alto en azufre, que se extrae en Venezuela. El bloqueo ha llevado a Venezuela a tener que comprar crudo africano, mucho más liviano, para producir gasolina, aumentando enormemente el coste de producción. Al mismo tiempo, el gobierno de Trump ha eliminado el comercio totalmente con Venezuela, un intercambio que implicaba el 42% de las exportaciones y un 38% de las importaciones para el país latinoamericano. Esta dependencia ha ahondado la crisis económica del país resultando imposible mantener el nivel de ingresos con otros compradores, amenazados de sanciones por EE.UU. Este bloqueo comercial viene acompañado del bloqueo que sufre el gobierno de Maduro en distintos bancos mundiales donde tenían depositado oro, como el Banco de Inglaterra.

Esta incapacidad del gobierno de acceder a sus fondos, unas sanciones apoyadas por la oposición, así como la venta de CITGO afectarán de manera directa a la población, especialmente en plena pandemia, debido a la dependencia de la importación de medicinas y comida.

La última operación de la oposición contra el gobierno de Maduro ha sido la llamada Operación Gedeón. Esta operación pretendía llevar a cabo un desembarco en suelo venezolano con el objetivo de llegar a Caracas y capturar a varios líderes del chavismo, como reconoce el director de la empresa Silvercorp. Entre los detenidos y fallecidos en esta incursión fallida se encontraban militares disidentes, civiles y mercenarios americanos.

Si Guaidó conocía los planes de Silvercorp, aún es un misterio, aunque en ningún momento se ha desvinculado de la acción y dos asesores suyos han renunciado a su cargo después de reconocer haber contratado este “servicio” privado. Sea como sea, algunos ya dan por acabados a Guaidó y al partido Voluntad Popular que podría ser declarado organización terrorista. El futuro de Venezuela es incierto ahora mismo y deberemos estar atentos a los movimientos que impulsen oposición y gobierno.

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