El impacto social y económico del coronavirus en el mundo aún es incierto, pero los datos son preocupantes. En el caso de África, parece que la enfermedad no será tan letal, pero puede agravar los problemas económicos del continente.
Los casos de SARS-CoV-2 fueron creciendo rápidamente alrededor del mundo en los primeros meses de este, de momento, aciago 2020. Mientras China, primero, y luego Europa se vieron afectadas de manera muy rápida, parecía que la enfermedad no tenía esta velocidad de contagio en el continente africano. Ahora, con más de 80.000 casos confirmados en África, toca pensar cuáles serán las consecuencias sociales y económicas en el continente.
El coronavirus ya está en África y los estudios de la OMS no muestran una situación fácil para el continente. Si bien la propagación y la letalidad de la enfermedad se espera mucho más lenta y baja, respectivamente, también se espera que la pandemia se prolongue en el tiempo. Se especula con que el 22%, más de 200 millones de personas, de la región africana de la OMS se infectará durante el primer año, de los cuales unos 40 millones de casos serán sintomáticos. El número de ingresados puede rondar los 5 millones, de los cuales se espera que el número de muertes no sobrepase los 200.000.
Ante estos datos, muchos de los países del continente han establecido medidas de confinamiento o toques de queda. Unas medidas muy complicadas de tomar dado que hay un alto porcentaje de la población que vive, literalmente, al día. Que han de salir a trabajar a la calle, a buscar agua a pozos lejanos, a buscar alimento, en definitiva, subsistir día a día para llevar comida a casa. Es esta situación de extrema precariedad lo que hace desconfiar de la efectividad del confinamiento total en la región. ¿De qué manera el confinamiento va a proteger a la población si la lleva a morir de hambre? Lo explica la antropóloga de la OMS, Julienne Anoko: “El 70% de la población tiene escasos recursos y sale cada día a buscarse la vida para salir adelante. ¿Cómo van a sobrevivir si los encierras en su casa? Luego está el problema del espacio, que en muchos lugares de África es un lujo. Muchas personas viven hacinadas, hasta duermen por turnos. Meterlos en sus viviendas en realidad puede generar más contagios”.
El impacto económico que va a provocar este parón en la economía africana será enorme, afectando primero a millones de personas abocadas a la hambruna y luego a los estados. Desde su época colonial, muchos de estos estados han vivido de una exportación que podemos considerar de monocultivo, es lo que sucede con buena parte de los estados exportadores de petróleo a los cuales esta pandemia, unida a la guerra abierta entre Rusia y los EAU, va a golpear con especial virulencia. El ejemplo más evidente es el de Nigeria, país que representa el 2% de la producción mundial de crudo y para quien esta exportación significa el 95% de sus ingresos.
Pero esta crisis del petróleo no es el único problema de tipo económico que se le presenta a África de cara a los próximos años, como explica Ainhoa Marín en su artículo en El País, y es que el continente parece acercarse a un trienio (con suerte) realmente duro. Tanto el turismo como los envíos de dinero a sus países de origen realizados por emigrantes van a caer de manera sustancial. Son países grandes, como Sudáfrica o Marruecos, los que reciben más turistas al año, pero no por ello son los más dependientes. En el caso de las Islas Seychelles se estima que el turismo, de manera indirecta, representa hasta un 67% del PIB del país. Algo parecido pasa con el dinero enviado desde Europa, que en el caso de Senegal llega a representar el 10% de su PIB.
El parón productivo en el resto del mundo, especialmente los casos de Europa y China, afecta directamente a la economía africana devaluando las materias primas exportables. Al romperse las cadenas comerciales a nivel global, ha quedado al descubierto la necesidad real de establecer cuanto antes el Acuerdo de Libre Comercio Africano para crear un mercado interno en el continente. Las dimensiones del tratado deberían promover una industrialización de los países para producir aquello que demanda el continente y reducir la dependencia externa. La aplicación de este gran acuerdo de Libre Comercio estaba prevista para este mismo año, pero ha sido pospuesto.
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