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¿Cómo será la alimentación del futuro?

¿Cómo será la alimentación del futuro?
Foto: Shutterstock

Laura Garzolio y María Mañero, alumnas de la asignatura Gestión de la Sostenibilidad del Grado en Negocios y Marketing Internacionales de ESCI-UPF exploran el futuro de la alimentación, con una perspectiva sostenible.

En una sociedad cada vez más concienciada e informada, la sostenibilidad de la industria alimentaria está a la orden del día. Por ello, nos planteamos: ¿Existe una solución para los problemas globales del sector de la alimentación, tales como la falta de innovación y el desperdicio de comida?

De un tiempo a esta parte han surgido innovadoras tecnologías que ponen al servicio de la población adelantos inimaginables. Que no nos extrañe que en pocos años dispongamos de una impresora 3D en la encimera de nuestra cocina para prepararnos una hamburguesa. Innovaciones tecnológicas, inteligencia artificial, alimentos editados genéticamente, etc., todas estos avances surgen de la necesidad imperiosa de solventar los actuales problemas de contaminación y el desperdicio masivo de recursos ante una población en aumento.

Los datos son preocupantes: antes de llegar al consumidor, se tiran anualmente desde 95 hasta 115 kilos de comida por cápita.

Se ha demostrado que un tercio de la comida mundial acaba en la basura. Asimismo, se desperdician todos los procesos y recursos que se han utilizado para desarrollarla. Esto tiene un efecto en el medio ambiente y produce un 8% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. Hay que tener en cuenta que, además, cuando nos referimos al desperdicio de alimentos no solo hablamos de la falta de responsabilidad de los consumidores, sino también de la cantidad de alimentos que se tiran cada día en la cosecha y la cadena de suministro debido a la creciente demanda de calidad del mercado. Los datos son preocupantes: antes de llegar al consumidor, se tiran anualmente desde 95 hasta 115 kilos de comida por cápita.

Afortunadamente, van apareciendo aplicaciones como TooGoodToGo, que pretenden evitar que se desperdicie esta comida. Los restaurantes, supermercados, fruterías, etc., pueden vender a precio muy reducido aquellos alimentos que no hayan salido al final del día y, a su vez, los usuarios disfrutan de comida de calidad a muy buen precio.

Retos del sector

Las emisiones de la ganadería industrial igualan actualmente a las emisiones derivadas del transporte.

Sin embargo, la heterogeneidad en la industria de la alimentación provoca que sea complicado encontrar una solución global para cada uno de sus problemas particulares como la mala gestión del agua—tanto el agua limpia como la residual—, la ineficiencia de procesos—donde se desperdicia no solo alimento, sino también energía y químicos— y la gran cantidad de emisiones que genera. Por ejemplo, las emisiones de la ganadería industrial igualan actualmente a las emisiones derivadas del transporte.

Además, el deterioro del suelo es otro de los problemas que causa la industria alimentaria. La tierra se encuentra altamente degradada, lo que produce pérdidas millonarias debido a la erosión de los suelos. Esto provoca situaciones tales como la escasez de alimentos (como ocurre actualmente en Honduras), donde la falta de tierras de cultivo, la sequía y la creciente aparición de nuevas plagas hacen que víveres a los que estamos acostumbrados como el café o el cacao, no se puedan cultivar.

¿Cómo será la alimentación del futuro?

Foto: María Mañero y Laura Garzolio, alumnas de la asignatura Gestión de la Sostenibilidad del Grado en Negocios y Marketing Internacionales de ESCI-UPF

Soluciones necesarias

Hoy, sabemos que si los más de 7.000 millones de habitantes del planeta vivieran como lo hacen los 1.000 millones más ricos, harían falta 3 planetas Tierra para abastecer sus necesidades. Por ello, las soluciones a los retos de la industria alimentaria son más necesarias que nunca. Ante un futuro incierto, en el que las tierras cada año se deterioran más y la población se muda a las ciudades porque el campo y la ganadería ya no dan más de sí, proponemos unas soluciones que podrían estar en nuestro carrito de la compra dentro de 10 años (o incluso antes).

Si no frenamos el cambio climático, muy posiblemente tengamos que dejar de disponer de productos como el chocolate, el café o los cacahuetes.

A pesar de que podemos y debemos hacer una compra sostenible, si no frenamos el cambio climático, muy posiblemente tengamos que dejar de disponer de productos como el chocolate, el café o los cacahuetes. En cambio, como sustitutivos a éstos podremos encontrar: saltamontes, grillos y huevos de hormiga, practicando así la entomofagia, como ya sucede en muchos países, o incluso medusas, que proliferan cada vez más en el mar Mediterráneo y el mar Negro.

Otra opción es la carne in vitro. Los artífices de este invento son científicos de la Universidad de Maastricht, que han utilizando células madre de vaca (las que usa el propio cuerpo para formar nuevo músculo cuando crece o sufre una lesión) para cultivar carne en el laboratorio. Esto entraría en una nueva categoría llamada “alimentos probeta”. Al ser creada en laboratorio, tiene mucha menos grasa que la carne al uso, y garantizaría la alimentación de los aproximadamente 9.000 millones de personas que habrá en el mundo en 2050, teniendo en cuenta que cada vez es más difícil conseguir más superficie dedicada al ganado. Gracias a esta opción, reduciríamos en gran medida la emisión de gases de efecto invernadero, provocada por el metano y otros gases que emite el ganado.

Para poder abastecer a todas las personas, otra solución son los huertos verticales, que utilizan tecnologías como la hidroponía, que permite un gran ahorro de agua y tierra, ya que utiliza las disoluciones minerales en lugar del método tradicional agrícola.

Estas soluciones de innovación en alimentación pueden ayudarnos a asegurar el abastecimiento de la población, pero no debemos olvidar que nuestras decisiones en alimentación tienen un impacto en el medio ambiente: a la hora de escoger un producto u otro, a la hora de generar residuos, etc. Nuestras acciones también contribuyen a mejorar o empeorar la situación. Por ello, sabiendo lo que sabes ahora: ¿Qué harás tú?

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