Fomentar las relaciones entre los individuos y el uso colectivo de lo común conjugando crecimiento económico y respeto ambiental con bienestar social. Ésta es la razón de ser de la sostenibilidad social, uno de los 3 pilares del desarrollo sostenible (ambiental, social y económico).
La Real Academia Española define la sostenibilidad social como aquella sostenibilidad que busca fomentar las relaciones entre los individuos y el uso colectivo de lo común conjugando crecimiento económico y respeto ambiental con bienestar social, fomentando el mantenimiento y la creación de empleo, protegiendo la seguridad y la salud de las personas, asegurando la reducción de la pobreza y las desigualdades, y evitando situaciones de exclusión social.
¿Qué papel tiene en la empresa?
Hoy en día, la sostenibilidad social, ambiental y económica es un tema central en el entorno empresarial. En 2011, la ONU aprobó los Principios Rectores sobre las Empresas y los Derechos Humanos, estableciendo la responsabilidad de las empresas de respetar los derechos humanos y los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) establecidos en la Agenda 2030, en 2015. “Si bien el deber principal de los gobiernos es proteger, respetar, cumplir y realizar progresivamente los derechos humanos, las empresas pueden y deben hacer su parte”, según la organización.
De acuerdo con la ONU, la sostenibilidad social en las empresas se centra en identificar y gestionar los impactos empresariales, tanto positivos como negativos, en las personas (empleados, trabajadores de la cadena de valor, clientes y comunidades locales); fomentando la calidad de las relaciones y su compromiso con las partes interesadas. De este modo, la sostenibilidad social puede mejorar y aumentar el compromiso de los empleados, al tiempo que consigue que la productividad, la gestión de riesgos y los conflictos entre la empresa y la comunidad mejoren. También es, por tanto, una oportunidad de negocio.
La sostenibilidad social también cubre los derechos humanos de grupos específicos: trabajo, igualdad de género, compromiso con la infancia, pueblos indígenas, personas con discapacidad, impactos empresariales en la pobreza. Además de abarcar cuestiones que los afectan como la educación y la salud.
Es importante tener en cuenta que la falta de desarrollo social, incluida la pobreza, la desigualdad y el estado de derecho débil, pueden obstaculizar las operaciones comerciales y el crecimiento de las empresas, tal como señala la ONU. Por ello, las acciones para lograr la sostenibilidad social pueden, además, desbloquear nuevos mercados, ayudar a retener y atraer socios comerciales, o ser fuente de innovación para nuevas líneas de productos o servicios.
En este contexto, las empresas pueden contribuir a marcar la diferencia creando empleos decentes, bienes y servicios que ayuden a satisfacer las necesidades básicas y cadenas de valor más inclusivas. Así como, realizar inversiones sociales estratégicas y promover políticas públicas que apoyen la sostenibilidad social o juntar fuerzas asociándose con otras empresas para conseguir un impacto positivo mayor, según la ONU.
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