The MScSUS at the Barcelona Supercomputing Center
02/12/2024
The researcher at the ESCI-UPF’s UNESCO Chair and professor Ilija Sazdovski summarises the visit at the Barcelona Supercomputing Center with the students of the MScSUS.
Cada año se producen más de 400 millones de toneladas de plástico en el mundo y solo un 9% de los residuos que generan se reciclan, mientras que el 79% se encuentra en vertederos o abandonado en la naturaleza, según la ONU. Flotando en el océano, los científicos estiman que hay alrededor de 5 billones de piezas de plástico.
Desde mediados del siglo XX, “los plásticos se han fabricado, usado y desechado a velocidades aceleradas, con casi 9 mil millones de toneladas de plástico producidas hasta el momento, una cantidad que parece que aumentará seis veces para mediados del siglo XXI”, según los científicos de la University of Leicester. “Como materiales de baja densidad, resistentes a la descomposición y comúnmente robustos, fácilmente transportados por el viento y el agua, se han generalizado como partículas en las vías sedimentarias de la superficie de la Tierra, dañando a los organismos biológicos en el camino”, señalan.
Desafíos ambientales
Según la ONU, el 79% de la basura generada por estos plásticos se encuentra en vertederos o abandonada en la naturaleza, mientras que sólo el 9% se recicla y otro 12% se incinera, una práctica que, a su vez, genera contaminación atmosférica. En este contexto, la cuarta Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, celebrada en marzo en Nairobi, Kenia, acordó reducir significativamente los plásticos de un solo uso para hacer frente al problema de las basuras marinas. Los ministros de medio ambiente de más de 170 Estados Miembros de la ONU se comprometieron a abordar los desafíos ambientales mediante el impulso de soluciones innovadoras y la adopción de patrones de producción y consumo sostenibles para proteger a los océanos y los ecosistemas frágiles.
La Asamblea adoptó una serie de resoluciones sobre basura plástica marina y microplásticos, incluido el compromiso de establecer una plataforma de múltiples partes interesadas en ONU Medio Ambiente para tomar medidas inmediatas hacia la eliminación a largo plazo de la basura marina y los microplásticos. Además, se instó a las partes interesadas a abordar el problema de la basura marina a través del enfoque de ciclo de vida de los productos y el aumento de la eficiencia de recursos.
Basura marina
Los investigadores estiman que hay alrededor de 5 billones de piezas de plástico, en su mayoría microplásticos, flotando en el océano, con un peso de 250 mil toneladas. La “gran mancha mancha de basura del Pacífico”, mal denominada “isla de plástico”, es un ejemplo claro de contaminación marina por plástico. En este giro subtropical, los plásticos pueden estar presentes en mayor cantidad que el zooplancton, que constituye, junto al fitoplancton, la base de la pirámide alimenticia de los ecosistemas marinos.
Respecto a los microplásticos, su fuente suelen ser plásticos grandes que se fragmentan, como los que se encuentran en los neumáticos de los vehículos, que con la fricción liberan partículas microscópicas que gracias al viento o la lluvia acabarán en el mar. Otra fuente de microplásticos la encontramos en las prendas de ropa sintéticas, que en cada lavado liberan microfibras que pasan los filtros de la depuradora y acaban en el océano. Según la Fundación Ellen MacArthur: 22 millones de toneladas de estos plásticos se verterán al mar de aquí a 2050. También podemos encontrar microplásticos en determinados cosméticos, como nos muestra la iniciativa Beat the Microbead!. Además, otra fuente de microplásticos se encuentra en las sales de mesa en España. Los ejemplos son múltiples y diversos, como consecuencia de una fabricación, uso y desechado del plástico a velocidades aceleradas.
En este contexto, también encontramos iniciativas que proponen una reducción o sustitución de estos plásticos por materiales alternativos, como el caso de Estrella Damm que pretende eliminar las anillas plásticas. Pero, ¿cómo escoger entre diversos materiales? ¿cuál sería la solución más adecuada? Estas cuestiones no tienen una respuesta única y deben abordarse a partir un enfoque de ciclo de vida de los productos y el aumento de la eficiencia de recursos, como propone la ONU.
La metodología de análisis de ciclo de vida proporciona el marco para evaluar los impactos ambientales asociados a todas las etapas de la vida de un producto desde la extracción de materias primas hasta el procesamiento de materiales, fabricación, distribución, uso, reparación y mantenimiento, y gestión como residuo. Por tanto, esta herramienta permite evaluar los impactos potenciales asociados con los productos e interpretar los resultados para ayudar a tomar una decisión más informada.
Desde la Cátedra UNESCO de Ciclo de Vida y Cambio Climático ESCI-UPF, los investigadores aplican la metodología de análisis de ciclo de vida a la mitigación el cambio global. Este cambio global, entre sus múltiples síntomas, incluye la basura marina como un tipo de polución de origen antropogénico que amenaza a los ecosistemas marinos.
02/12/2024
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