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Marketing

Producir un buen vídeo

Qué es, cómo se hace y cuánto cuesta una producción audiovisual

Un cliente o promotor, un objetivo, un presupuesto, un encargo, una idea y dos o tres versiones diferentes de un guión. Eso es, al menos, lo que hace falta para poder empezar a rodar alguna cosa que se convierta en un anuncio, un vídeo corporativo, una película, un branded content audiovisual...

Incluso cuando nos parece que esa instagramer o aquel youtuber se han grabado espontáneamente con su iPhone, lo que hay detrás suelen ser semanas, a veces meses, de trabajo de varias personas. Producir un buen audiovisual de cualquier tipo requiere del talento conjunto de varios profesionales y por eso es costoso en recursos humanos, técnicos y económicos.

Pongamos, por ejemplo, una producción sencilla de Allegra Films: el spot del Festival Feed Dog de Moritz de cine documental y moda, que programa películas que tratan la moda sobre todo como cultura y no sólo como una industria de consumo. Este festival, que se celebra del 20 al 31 de marzo en Barcelona, produce cada año una campaña promocional con los objetivos de comunicar la programación y ampliar público. El festival inauguró en 2015 con 3.000 espectadores y el año pasado tuvo más de 5.200 espectadores y asistentes a sus actividades paralelas.

La calidad del festival tiene mucho que ver con su éxito, pero está claro que sus campañas de comunicación también son una fuente de captación de asistentes. En su quinta edición, y en concordancia con el signo de los tiempos, la campaña promocional tiene como fondo la cuestión del género en la moda, o mejor dicho la cuestión del no género. La campaña reivindica el color rosa como signo de fortaleza para el género masculino, el femenino u otros.

La campaña cuenta con una imagen gráfica que se genera durante el rodaje del spot y algunos elementos más que giran también en torno al protagonista del anuncio. Así pues, el vídeo es lo primero. Y es de lo más sencillo: una localización, un actor que habla y una actriz que mira.

Cuando el Festival planteó la campaña para este 2019, el elemento protagonista no debía ser el color rosa. Después de 4 reuniones de briefing y 5 versiones de guión reescritas y reposadas a lo largo de dos meses, tuvimos la seguridad de que podíamos empezar el proceso de preproducción. Y eso quiso decir exactamente: buscar una localización acorde con el protagonista, negociar y alquilar; hablar con distintas agencias para encontrar al actor adecuado inglés nativo en Barcelona, hacer el casting de la pareja protagonista y, paralelamente, armar un equipo de rodaje.

Para que os hagáis una idea, hace falta encontrar responsables para la dirección de fotografía, decoración, sonido, vestuario y maquillaje. Por supuesto hay una dirección que supervisa todo mano a mano con una jefa de producción y también hará falta un auxiliar que pueda además manipular luces, porque el presupuesto aprieta. Y así, sin darnos cuenta, ya somos 10 personas que nos encontraremos un día para sacar en unas horas el minuto de rodaje final que habéis visto, más una sesión de fotos.

Trabajo del equipo de rodaje para el spot del Festival Feed Dog de Moritz / Foto: Allegra Films

Antes del día concertado, el director necesitará trabajar con fotografía y decidir qué cámara quieren y pueden tener, cuántos objetivos, focos, estabilizadores y otros “juguetes” van a necesitar. Hace falta cuadrarlos con producción, alquilarlos e irlos a recoger donde sea para llevarlos a la localización. Vestuario deberá proponer un estilo, aprobarlo con dirección y proveerse de varios looks para probar in situ cuál conviene más. Decoración hará algo parecido, además de generar los objetos necesarios para que la trama en el guión funcione. Producción deberá convocar a todos los implicados, poner en contacto al actor con el director para que acuerden el tono o si necesitan ensayar, procurar transporte para todos ellos y sus equipos, y asegurarse de que nadie pase hambre o frío durante la jornada. Y al final, que todo cuadre con un presupuesto y cada objeto tiene que ser devuelto. Al tiempo que se coordinan todos estos procesos, alguien -normalmente un ayudante de dirección, pero aquí no tenemos- calcula el tiempo necesario para rodar y, junto con producción, se elabora un plan con horarios muy marcados.

El día acordado estamos todos a la hora, cada uno cumpliendo con su cometido. Si nada imprevisto sucede, y el trabajo está bien hecho, acabamos a tiempo. En este caso, hemos estado trabajando de 07.30 a.m a 14.30 p.m, así que producción invita a comer a quien viva lejos y quiera quedarse antes separarnos para devolver el material de cámara, el vestuario, los objetos de decoración, descargar las imágenes en el ordenador, descargar el sonido y asegurarse de que todo está en su sitio después del rodaje. Empieza la postproducción.

Entonces se busca una música, se eligen las tomas buenas, se edita el material, se revisa, se reedita, es muy largo, se recorta, se vuelve a revisar, nos gustaba más lo que quitamos la primera vez y así llegamos a un consenso entre editor, director, productor o agencia y cliente. Entonces trabajamos el color, le añadimos unos grafismos, limpiamos el ruido, sumamos unos efectos de sonido y listo para compartir. En Instagram. Y luego hay que adaptarlo a las especificaciones de Youtube, TV, Facebook, etc.

Así que no, a pesar de que la tecnología avanza, las cámaras de los smartphones son increíbles y las apps de montaje del Apple Store funcionan muy bien, no se puede hacer lo mismo solo con un iPhone. Si no lo creéis, probad a generar vosotros mismos buen material de marketing, como el que os convence para consumir cualquier producto, y pensad cuánto costaría si tuvierais que pagar por cada persona o elemento que participa en el proceso.

Ya lo decíamos al principio: producir un buen audiovisual de cualquier tipo requiere del talento conjunto de varios profesionales. Por eso es costoso. Podéis ver buenos ejemplos en el Moritz Feed Dog de este año.

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