Un repaso de los hechos acontecidos en Venezuela nos acerca a la situación actual, llena aún de interrogantes y con muchos actores tratando de decantar la balanza. Son dos modelos los que están en pugna: la eterna disputa por el petróleo, los dólares y la deuda.
El otro día estaba cenando con unas amigas en Barcelona y comenté la situación de Venezuela con una de ellas. “Pero entonces, es ilegítimo lo que hizo Guaidó”, me comentó. Empezamos a discutir sobre qué significaba la palabra ilegítimo y acordamos buscarlo. Hoy lo busqué.
El escenario político venezolano es extremadamente complicado de seguir y mis amigos me escriben constantemente para ponerse el día y preguntarme por mi familia. Y cuando hablo con mi abuela portuguesa que vive en Venezuela me dice “Cuéntame tú qué está pasando porque acá no hay Internet, no se abren las páginas”. “Abuela, Trump lo acaba de reconocer”.
En 2015 la oposición ganó las elecciones a la Asamblea Nacional obteniendo dos tercios de los diputados. Unos meses más tarde, el Tribunal Supremo (dominado por el gobierno) declaró en desacato la Asamblea Nacional.
La oposición buscó la vía del referéndum revocatorio. Según la constitución venezolana, puede revocarse a un presidente electo después de haberse terminado la mitad del mandato para el que fue elegido. Era necesario recoger 300.000 firmas para seguir adelante. Se recolectaron 2,1 millones. Aún así, el cuerpo electoral canceló la propuesta alegando irregularidades en algunas de las firmas recogidas.
En 2017, el Tribunal Supremo se atribuyó las competencias de la Asamblea Nacional y Maduro anunció la creación de una Asamblea Constituyente que ayudaría en la creación de una nueva Constitución. Todo esto originó una oleada de protestas que causaron la muerte de más de 165 personas.
La situación de Venezuela se apaciguó, según lo que decían las noticias en España. Se seguía hablando de escasez, inflación, inseguridad, pero el clima político se calmó. En mayo de 2018, aprovechando el descontento y la falta de confianza de la población por las fallidas mesas de negociación entre el gobierno y la oposición, Maduro adelantó las elecciones presidenciales. La oposición no participó por considerarlas irregulares, tener a la mayoría de sus líderes políticos en la cárcel y sin tiempo de prepararse. Además, la empresa que proporcionó las máquinas de votación afirmó que existieron diferencias entre los resultados publicados y los contabilizados.
La mayoría de países no reconocieron los resultados de unas elecciones fraudulentas y la Asamblea Nacional (que, aún declarada en desacato, seguía funcionando) tampoco. Aún así, en enero de 2019, Maduro se proclamó presidente de la República Bolivariana de Venezuela.
El pasado 23 de enero, unos días después del juramento de Maduro, Juan Guaidó presidente de la Asamblea Nacional y toda la oposición, convocó manifestaciones por todos los países. Ese día, me llegó un mensaje: “Guaidó se acaba de proclamar”.
En seguida, Trump lo reconoció como presidente, al igual que muchos otros países de Latino América, Canadá, Australia e Israel, entre otros. La Unión Europea, por su lado, concedió a Maduro 8 días para convocar elecciones, en caso contrario, reconocería a Guaidó. Por su lado, Maduro cuenta con el apoyo de países como Cuba, Irak, Siria, China y Rusia.
Entonces me llegó otro mensaje, “¿Y qué pinta Trump en todo esto?”. Ayer se anunció que las cuentas de Venezuela en Estados Unidos, donde se recibían diferentes pagos, únicamente podrían ser accesibles por el gobierno que los Americanos consideran legítimo y le cedió el acceso a Juan Guaidó.
A pesar de los rápidos avances en tan pocos días, faltan algunas piezas por encajar. El gobierno de Maduro contrajo deudas sustanciales con los gobiernos de Rusia y China. El interés de estos países en que el régimen perdure es obvio, al igual que su delicada relación con Estados Unidos, uno de los mayores apoyos actuales de la oposición.
Por otro lado, es bien sabido el soporte casi férreo de los militares al gobierno. La cúpula militar controla algunas administraciones, exportaciones y distribución de alimentos entre otros. Muchos de ellos se han vuelto millonarios gracias al gobierno. Uno de los grandes desafíos de la oposición ahora consistirá en traspasar ese apoyo al recién nombrado gobierno. Para ayudarse, Guaidó anunció la amnistía para todos aquellos “militares y policías que contribuyan al restablecimiento del orden democrático”.
Según la RAE, legítimo significa “Conforme a las leyes”. Al haberse considerado fraudulenta la elección de Maduro como presidente, existía un vacío de poder. Como consecuencia, el presidente de la Asamblea Nacional en ese momento, Juan Guaidó, se autoproclamó presidente encargado de Venezuela como es su deber según la constitución. Según la RAE también, “legítimo: lícito, justo”.
Juan Luis Carrasco
Excelente análisis, te felicito